A veces pierdo la cuenta
de cuánto tiempo ha pasado.

Y podría estirar los dedos de una mano y empezar a contar
y si es necesario valerme de los otros cinco...
Pero no lo hago.
No quiero.

El tiempo de afuera no corre igual que el que traigo latiendo dentro.

Y aunque ha pasado el tiempo el pasado a veces se siente fresco.
Presente.

En mi presente estoy tranquila.
Así quiero seguir.