La chica de la ventana

Cada dos o tres días vuelve a la ventana y se queda mirando la calle esperando a que él pase.

Su mirada transita entre las banquetas y las miradas de los vecinos.

Mira cada rincón sin detenerse a ver nada.

Sólo está ahí. En silencio.

Sabe que si aparece no le dirá nada porque ya le dijo lo que tenía que decirle.

Para ella lo que sigue es que él hable. Que le responda. Que le dé la respuesta que quiere.

Ella sabe que llegará ese día.

Y sabe que quizá tenga que pedírselo.

Mientras tanto espera.